Las cajas de metal, tras su uso y con el paso del tiempo, se pueden llegar a dañar enormemente. Por este motivo y según los desperfectos que tengan, tendremos que seguir una serie de pasos determinados para que su restauración y limpieza, sean efectivas. De esta manera, conseguiremos mejorar su aspecto.

Sin duda, lo que tienen en común todos estos elementos es su facilidad para oxidarse. Por eso, este proceso puede realizarse de muchas maneras diferentes, dependiendo del material y de las condiciones en las que se hayan conservado o mantenido nuestras piezas. Sin embargo, siempre estará condicionado por la presencia de oxígeno, del cual, deriva su nombre.
Debido a esto, cualquier utensilio, tarde o temprano se oxidará, por lo que, probablemente, todos alguna vez, hayamos tenido que tirar o reparar alguno de nuestros objetos, enseres o cualquier otra cosa que teníamos por casa.
Para empezar, deberás examinar si las cajas en cuestión, tienen alguna abolladura o deformación. De ser así, necesitarás un martillo y un taco de madera para que al golpear no quede ninguna marca. Al martillar, lo debes hacer por el lado cóncavo dándole un golpe con firmeza, pero sin excederte o acabarás deformándolas.
En caso de que necesites curvar alguna parte, lo deberás realizar con unas pinzas o unos alicates corrientes que se los puedes encontrar en cualquier ferretería.

A continuación, ya estará listo para proceder a limpiar tus cajas metálicas. Para poder realizar este paso, te aconsejamos de que te compres unos guantes de vinilo, ya que son muy resistentes y dan protección contra la contaminación al tacto, además son hipoalergénicos. Igualmente, deberás adquirir unas gafas protectoras y un desoxidante, en función del material con el que estén fabricadas tus cajas, (en este caso de metal, aunque también pueden estar fabricadas con otro tipo de metales como estaño, aluminio, hierro…).
Del mismo modo, que también existen los desoxidantes genéricos para todo tipo de metales. Son económicos y se pueden encontrar en ferreterías y tiendas especializadas de construcción, así como en algunos talleres.
Seguidamente, te mostramos como ejemplo, una caja antigua de “ColaCao” que necesitaba ser restaurada. Es un modelo de gran valor por su tiempo y diseño único, que fue elaborada por está tan conocida marca.
Antes de nada quisiéramos mencionarte que el desoxidante se tiene que emplear sobre un paño y después debes frotarlo sobre los objetos. En función de la dureza de tus cajas, deberás usar uno u otro. En este caso, para cajas normales y todo tipo de instrumentos que tengas por casa, como cubertería o enseres de cocina, deberás utilizar un trapo normal, pero si tu envase de metal es más duro, tendrás que comprar lana de acero.
Este producto es muy efectivo ya que actúa muy rápido, por lo que podrás ir viendo el avance y el resultado, a medida que vayas trabajando con tus recipientes metálicos. Una vez limpios, procederás inmediatamente, a lavarlos con jabón y pintarlos, ya que es un gran protector contra el óxido, y además ayudará a tapar posibles defectos, manchas e imperfecciones que hayan quedado. Y, ¡listo!, porque lograrás “en un pis pas« un acabado de calidad.
Entonces, ¿te has quedado impactada/o con el resultado? ¿A que no sabías que era tan fácil eliminar y restaurar tus envases metálicos?

Aquí te dejamos otro ejemplo, de una caja metálica de caramelos «Hustelinchen» que ya está en perfecto estado.
Y tú, ¿Por fin has conseguido quitar el óxido?